21.1.15





FERIA TERTIA.

Ad matvtinas.

Antiphona.

Sub tuum preſidium confugimus Dei Genitrix, noſtras deprecationes ne deſpicias in neceſſitatibus, ſed à periculis cunctis libera nos ſemper Virgo benedicta. Amē.

V. Domina in adiutorium meum intende.
R. Domina ad adiuuandum me feſtina.

Gloria perennis tibi ſit ſpes noſtra: quæ regnas in cælis tolle nos ad aſtra.

DÍA TERCERO [MARTES]

En maitines.

Antífona.

Bajo tu amparo nos refugiamos Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas frente a las necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, Virgen bendita. Amén.

V. Señora, ven en mi ayuda.
R. Señora, date prisa en ayudarme.

Gloria eterna a ti, esperanza nuestra, que reinas en los cielos; llévanos a las estrellas.

...

Pſalmus 47.

Magna es Domina & laudabilis valdè, in ciuitate Dei cæli, & in vniuerſa Eccleſia electorum eius.
Aſcendiſti alternantibus hymnicis Angelorum choris: Archangelis conſtipatâ, roſis & lilijs coronata.
Occurrite illi Principatus & Poteſtates: obuiate ei Virtutes & Dominationes.
Cherubim, Throni, & Seraphim exaltate eam : & conſtituite eam à dextris ſponſi & amantiſſimi Filij eius.
O quàm læto animo & ſereno aſpectu ſuſcepiſti eam Angelorum & hominū Deus: & dediſti ei principatum ſuper omnem locum dominationis tuæ.

Salmo 47.

Grande eres, Señora, e intensamente loable; en la ciudad celeste de Dios y en la iglesia universal de sus elegidos.
Has ascendido entre los alternantes himnos de los coros de ángeles, rodeada de arcángeles, coronada de rosas y de lirios.
Rodéenla a ella, principados y potestades; permanezcan con ella, virtudes y dominaciones.
Querubines, tronos y serafines, exáltenla y sitúenla a la derecha de su Esposo y de su muy amado Hijo.
¡Oh!, con aquel ánimo gozoso y con sereno aspecto la has recibido, Dios de los ángeles y hombres; y le has entregado el principado sobre toda región bajo tu dominio.

...

Pſalmus 48.

Avdite hæc omnes gentes: auribus percipite qui ingredi cupitis regnum Dei.
Virginem Mariam honorate: & vitam inuenietis, & ſalutem perpetuam.
Pauperes ſeruos tuos Domina: indiſſolubili confœderatione coniunge Chriſto.
Eſuriem paruulorum tuorum: fructu benedicto ventris tui refice & ſuſtenta.
Permanſiſti enim inuiolata poſt partum & integra poſt filium.

Salmo 48.

Naciones todas, escuchen esto; abran sus oídos quienes desean ingresar el reino de Dios.
Honren a la Virgen María, y hallaran la vida y la salvación eterna.
A tus pobres siervos, Señora, únelos a Cristo en un pacto indisoluble.
A los hambrientos hijos tuyos, con el bendito fruto de tu vientre confórtalos y aliméntalos.  
Permaneciste incorrupta después del parto e íntegra después de tu Hijo.

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Pſalmus 49.

DEVS Deorum Mariæ locutus eſt: per Gabrielem nuntium ſuum dicentem.
Aue gratia plena, Dominus tecum: per te ſalus mundi perditi reparatur.
Speciem tuam, & decorem tuum: altiſſimi Filius concupiuit.
Adorna thalamum tuum filia Sion: præpara te in occurſum Dei tui.
Per Spirirum enim ſanctum concipies: qui tuum partum faciet virgineum & iucundū.

Gloria perennis tibi ſit ſpes noſtrà: quæ regnas in cęlis tolle nos ad aſtra.

Salmo 49.

El Dios de los dioses le ha hablado a María, a través de su mensajero Gabriel, diciendo.
“Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; por ti será restaurada la perdida salud del mundo”.
Tu aspecto y de tu belleza la ha deseado el Hijo del Altísimo.
¡Sión!, embellece tu tálamo; prepárate para el encuentro con tu Dios.
Por el Espíritu Santo concebirás, y [él] hará tu parto virginal y agradable.

Gloria eterna a ti, esperanza nuestra, que reinas en los cielos; llévanos a las estrellas.

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Oratio.

Ave virginum omniū pulcherrima, Redemptoris noſtri Mater puriſſima, ſanctitate & dignitate Sanctos omnes ſupergrediens, vero Salomoni in cæleſti throno regnāti proxima, potens auxiliatrix mortalium, tuæ maternæ pietati commendo animam hanc meam immundam, & corpus meum, mundi carniſque illecebris, multorumq; hoſtium inſidijs expoſitum, vt te aſſiſtente patrona, omnes actus meos, cogitationes & locutiones, ad Filij tui gloriam, & ſalutem meam ſincerè referantur, Amen.

Oración.


Salve, Virgen plenamente hermosa, Redentora nuestra; Madre purísima, que sobrepasas la santidad y dignidad de todos los santos, la más cercana al verdadero Salomón que reina en su trono celestial, poderosa auxiliadora de los mortales; a tu piedad encomiendo esta inmunda alma mía y este cuerpo seducido por el mundo y por la carne, expuesto a las muchas insidias de los enemigos, a fin de que por tu ayuda, protectora [mía], todos mis actos, pensamientos y expresiones sean dirigidas a la gloria a tu Hijo y para mi salvación. Amén.


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